La reciente decisión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU de incluir el hexahidrocannabinol (HHC) en la Lista II del Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971 World Health Organization (WHO).
Este compuesto, que hasta ahora operaba en un vacío legal en muchos países, pasará a estar regulado de manera similar al THC y la metanfetamina.
¿Qué es el HHC?
El hexahidrocannabinol (HHC) es un cannabinoide semisintético derivado del tetrahidrocannabinol (THC), el principal compuesto psicoactivo del cannabis. Su producción involucra un proceso de hidrogenación, similar al que se usa en la industria alimentaria para transformar aceites vegetales en grasas saturadas. Esta reacción química implica la adición de moléculas de hidrógeno a los dobles enlaces del THC, lo que da lugar a una molécula más estable y resistente a la degradación oxidativa.
Desde una perspectiva de laboratorio, el HHC se encuentra como una mezcla de isómeros, principalmente 9R-HHC y 9S-HHC. El primero tiene una mayor afinidad por los receptores cannabinoides CB1 y CB2, mientras que el segundo presenta una menor actividad biológica. Esta variabilidad en la composición puede influir en la potencia y los efectos del producto final, lo que resalta la importancia del control de calidad y la estandarización en su producción.
Propiedades químicas, farmacológicas y los efectos del HHC
El HHC tiene una fórmula molecular de C₂₁H₃₂O₂ y un peso molecular de 316.48 g/mol. Se une principalmente a los receptores CB1 en el sistema endocannabinoide, produciendo efectos psicoactivos comparables al THC. Su estructura hidrogenada le otorga una mayor estabilidad química, lo que aumenta la vida útil del compuesto y lo hace atractivo para la industria.
Aunque se considera menos potente que el THC, el HHC puede producir una serie de efectos similares:
- Euforia leve a moderada
- Alteración de la percepción sensorial
- Relajación muscular
- Aumento del apetito
- Somnolencia
Razones para la regulación
La rápida expansión del HHC en los mercados internacionales, facilitada por la ausencia de regulaciones claras y su sencilla producción, ha generado preocupación entre las autoridades sanitarias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que el consumo de HHC puede conllevar riesgos significativos para la salud.
Entre estos, se ha observado que, al igual que el THC, el HHC puede inducir episodios de ansiedad aguda, paranoia e incluso síntomas psicóticos en dosis altas o en individuos susceptibles. Además, se han reportado efectos cardiovasculares, como taquicardia, hipotensión y, en casos extremos, la posibilidad de desencadenar síndromes coronarios agudos en individuos predispuestos.
Implicaciones de la decisión de la ONU
Con la inclusión del HHC en la Lista II, todos los países miembros de la ONU están obligados a implementar regulaciones estrictas sobre esta sustancia. Esto implica que su producción y distribución estarán permitidas únicamente con fines científicos o médicos autorizados.
Las actividades relacionadas con el HHC, como la fabricación, el comercio, la importación y la exportación, deberán ser licenciadas y supervisadas por las autoridades competentes. Asimismo, la posesión, producción o venta no autorizada será penalizada conforme a las leyes nacionales, pudiendo incluir multas y penas de prisión.

La medida ha sido recibida con opiniones divididas. Mientras que muchos gobiernos y profesionales de la salud la consideran un paso necesario para proteger la salud pública, algunos expertos advierten que la prohibición podría fomentar la producción y distribución en el mercado negro, aumentando los riesgos asociados debido a la falta de control de calidad y supervisión.
Esta preocupación se basa en experiencias previas con la prohibición de otras sustancias, donde la falta de regulación llevó a la aparición de productos adulterados y más peligrosos para los consumidores.
Foto: Elsa Olofsson/Unsplash
Impacto en la industria cannábica
Para laboratorios como Allora Labs, esta medida representa tanto un reto como una oportunidad. Es crucial desarrollar métodos analíticos precisos para la identificación y cuantificación del HHC en matrices complejas. Además, la regulación podría fomentar estudios sobre el potencial terapéutico del HHC en un entorno controlado. La industria debe adaptarse a los nuevos marcos legales para evitar sanciones y garantizar la calidad de sus productos.
Para los dispensarios y fabricantes de productos derivados del cannabis, esta regulación representa un desafío significativo. Empresas que habían apostado por el HHC como una alternativa legal al THC ahora enfrentarán restricciones severas en su producción y comercialización.
Situación legal del HHC en diferentes regiones
En los Estados Unidos, la DEA ha comenzado a clasificar el HHC bajo regulaciones similares al THC. En Europa, varios países de la UE ya habían prohibido el HHC antes de la decisión de la ONU. En América Latina, la regulación varía ampliamente, con países como Argentina y Colombia evaluando su estatus legal.
En España, la regulación de nuevas sustancias psicoactivas sigue las directrices internacionales y europeas. Con la decisión de la ONU, es previsible que las autoridades españolas adopten medidas para controlar el HHC, alineándose con las normativas internacionales.
En Cataluña, conocida por su enfoque progresista hacia el cannabis, esta decisión podría generar debates sobre cómo equilibrar la regulación estricta con la reducción de daños y la educación pública.
Recomendaciones para consumidores y profesionales
En Allora Labs, enfatizamos la importancia del análisis y control de calidad en cualquier producto derivado del cannabis. Dada la incertidumbre regulatoria y los riesgos identificados, es esencial que tanto los consumidores como los profesionales del sector del cannabis se mantengan informados y actúen con precaución.
Para los consumidores: Se recomienda encarecidamente abstenerse de comprar o consumir productos que contengan HHC, especialmente aquellos de origen dudoso o sin las certificaciones adecuadas. La falta de regulación previa ha permitido la circulación de productos con calidad variable, lo que aumenta el riesgo de efectos adversos. Es crucial exigir transparencia sobre la composición y el origen de estos productos y buscar orientación de fuentes confiables.
Para los profesionales de la industria: Es imperativo implementar protocolos analíticos rigurosos para detectar y cuantificar el HHC en productos comerciales. Garantizar la seguridad del consumidor y el cumplimiento normativo debe ser una prioridad. Colaborar con laboratorios especializados, como Allora Labs, puede ayudar a garantizar que los productos cumplan con los más altos estándares de calidad y seguridad. Además, se recomienda mantenerse actualizado con las regulaciones actuales y participar en programas de formación continua.