Los cannabinoides son compuestos químicos que interactúan con el sistema endocannabinoide del cuerpo humano. Este sistema es clave para regular funciones como el dolor, el sueño, el estado de ánimo y el apetito. Los cannabinoides se encuentran principalmente en el cannabis, pero también se han descubierto en otros reinos de la naturaleza, como otras plantas y en hongos.
El sistema endocannabinoide está compuesto por receptores (CB1 y CB2), endocannabinoides (moléculas producidas por el cuerpo) y enzimas que permiten la descomposición de estos compuestos. Cuando los cannabinoides se unen a estos receptores, pueden influir en una amplia gama de funciones fisiológicas, proporcionando efectos terapéuticos tanto en el cuerpo como en la mente.
Tipos de cannabinoides
La planta de Cannabis sativa contiene más de 400 sustancias químicas, entre las cuales se encuentran numerosos cannabinoides. Las plantas de cannabis producen más de 100 tipos diferentes de cannabinoides. De manera similar, diversas especias y hierbas aromáticas contienen compuestos que pueden interactuar con el sistema endocannabinoide.
Los cannabinoides se pueden clasificar en tres tipos principales: fitocannabinoides (cannabis o extracto procedente de la planta, como THC, CBD, CBG, CBN o CBDV, entre otros), endocannabinoides y cannabinoides sintéticos.
El estudio A novel phytocannabinoid isolated from Cannabis sativa L., publicado en la revista Scientific Reports, identificó dos nuevos cannabinoides: el tetrahidrocannabiforol (THCP) y el cannabidiforol (CBDP). El THCP, en particular, ha captado la atención de la comunidad científica debido a su estructura química, que le permite una afinidad de unión con los receptores CB1 hasta 30 veces mayor que la del THC.
Esta alta afinidad sugiere que el THCP podría tener efectos psicoactivos significativamente más potentes que el THC, aunque se requieren más estudios para comprender plenamente sus implicaciones y posibles aplicaciones terapéuticas.

ha confirmado que el CBD, junto con otros cannabinoides, puede desempeñar un papel protector en las células nerviosas, específicamente protegiendo las neuronas estriatales contra la toxicidad inducida por inhibidores mitocondriales como el ácido 3-nitropropiónico (3NP), que genera estrés oxidativo. Estos estudios sugieren que los cannabinoides no solo tienen propiedades antiinflamatorias, sino también neuroprotectoras y neuroregenerativas, lo que amplía su potencial terapéutico en enfermedades neurodegenerativas Por otro lado, el CBDP ha mostrado ser un compuesto con una afinidad de unión algo más débil en los receptores CB1 y CB2 en comparación con el CBD. Sin embargo, investigaciones recientes indican que, al igual que el CBD, el CBDP puede actuar sobre el receptor 5-HT1A, lo que podría contribuir a efectos ansiolíticos, aunque su interacción con otros receptores, como el de dopamina, difiere del CBD. Este hallazgo abre nuevas posibilidades para explorar cómo el CBDP puede ser utilizado en terapias para afecciones como la ansiedad y el dolor crónico, aunque también se requieren más investigaciones sobre su perfil completo de efectos.(International Journal of Molecular Sciences 2024).
Sin embargo, investigaciones recientes han descubierto que los cannabinoides no solo se encuentran en las plantas, sino también en otros reinos de la naturaleza, como en los hongos. Estos compuestos, conocidos como micocannabinoides, están siendo objeto de estudio por su potencial para influir en el sistema endocannabinoide.
Fitocannabinoides
Los fitocannabinoides son los cannabinoides que se encuentran de forma natural en las plantas, y los más conocidos provienen del cannabis. Dentro de este grupo se incluyen compuestos como el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD), que son los más estudiados y utilizados por sus efectos psicoactivos y terapéuticos.
La producción de fitocannabinoides ocurre dentro de las glándulas tricomas de la planta de cannabis, que son estructuras microscópicas en la superficie de sus hojas, flores y tallos. Estas glándulas secretan resinas que contienen los fitocannabinoides, terpenos y otros compuestos bioactivos. La planta genera fitocannabinoides como parte de su mecanismo de defensa, protegiéndola de plagas, patógenos y las condiciones ambientales adversas.
Existen diferentes tipos de tricomas en el cannabis. Los tricomas no glandulares, como los unicelulares simples y los cistolíticos, no están asociados con la producción de terpenoides. Sin embargo, los tricomas glandulares son los protagonistas en la síntesis de fitocannabinoides. En las plantas femeninas, se han identificado tres tipos principales: los tricomas bulbosos, los tricomas capitados sésiles y los tricomas capitados pedunculados, siendo estos últimos los más abundantes en fitocannabinoides. Las plantas masculinas presentan un cuarto tipo único, los tricomas glandulares de las anteras, que se encuentran exclusivamente en las anteras.
Aunque los tricomas están presentes en toda la planta, las mayores concentraciones de fitocannabinoides se encuentran en las brácteas de las flores femeninas, alcanzando hasta un 20-25% del peso seco. Estos tricomas capitados pedunculados se desarrollan principalmente durante la floración y forman la mayor densidad en las brácteas de las flores pistiladas, extendiéndose también a las pequeñas hojas que las acompañan. En contraste, los niveles de fitocannabinoides son significativamente más bajos en las hojas grandes, los tallos y prácticamente inexistentes en las raíces.
Aunque no se observan diferencias cualitativas en el perfil de fitocannabinoides entre las distintas partes de la planta, sí existen variaciones cuantitativas. Respecto a su función en la planta, se cree que los fitocannabinoides desempeñan un papel defensivo, protegiéndola contra el estrés biótico (como insectos, bacterias y hongos) y abiótico (como la desecación y la radiación ultravioleta).
Endocannabinoides
El sistema endocannabinoide (SEC) es una red compleja de receptores, endocannabinoides y enzimas que desempeñan un papel crucial en la regulación de diversas funciones fisiológicas y cognitivas en el cuerpo humano. Los dos principales endocannabinoides son la anandamida (AEA) y el 2-araquidonoilglicerol (2-AG).
Estos compuestos endógenos se producen según las necesidades del organismo y se unen a los receptores CB1 y CB2, modulando procesos como el dolor, el apetito, el estado de ánimo y la memoria. Estos endocannabinoides actúan sobre los mismos receptores que los fitocannabinoides, pero son generados por el organismo para mantener el equilibrio homeostático en diversas funciones biológicas.
Investigaciones recientes han revelado que la disfunción del SEC está asociada con diversas patologías, incluyendo trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes mellitus. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Revista Biomédica destaca que la sobreestimulación del SEC puede alterar el metabolismo de los lípidos, contribuyendo al desarrollo de estas condiciones.
Además, se ha observado que el SEC influye en el sistema endócrino, afectando la liberación de hormonas y, por ende, procesos como el crecimiento, el metabolismo y la reproducción. Un artículo de la Revista SAEGRE discute cómo los endocannabinoides interactúan con las glándulas endocrinas, modulando su función y afectando la homeostasis corporal.
Cannabinoides sintéticos
Los cannabinoides sintéticos son compuestos creados artificialmente en laboratorios para imitar los efectos de los cannabinoides naturales. Estos productos se diseñan específicamente para interactuar con los receptores del sistema endocannabinoide, similar a los fitocannabinoides del cannabis.
A diferencia de los cannabinoides naturales, los sintéticos pueden tener una potencia mucho mayor y causar efectos secundarios graves, ya que a menudo no están sujetos a regulaciones estrictas y pueden afectar el cuerpo de manera impredecible.
El consumo de cannabinoides sintéticos puede provocar efectos secundarios graves, como taquicardia, hipertensión, convulsiones, episodios psicóticos y, en casos extremos, muerte. También se han documentado brotes de intoxicaciones masivas. Ejemplos notorios incluyen el caso del MDMB-FUBINACA en Rusia, que causó numerosas hospitalizaciones y muertes, y el estallido zombi" del AMB-FUBINACA en Nueva York, ocurrido el 12 de julio de 2016.
Este incidente involucró a 33 personas intoxicadas por AMB-FUBINACA, un potente agonista de los receptores cannabinoides, cuyas víctimas presentaron síntomas severos, dando lugar a la comparación con un "estallido zombi" debido a la apariencia alterada de los afectados. Este tipo de intoxicaciones resalta los peligros inherentes al consumo de cannabinoides sintéticos, que pueden tener efectos impredecibles y peligrosos para la salud.
Micocannabinoides
Los micocannabinoides, descubiertos en algunas especies de hongos, son moléculas similares a los fitocannabinoides pero provenientes de un reino biológico diferente: el de los hongos. Entre los hongos que contienen micannabinoides se encuentran especies como el reishi, el cordyceps y la cola de pavo, conocidos por sus propiedades medicinales.
Aunque la investigación en este campo está en sus primeras fases, estudios recientes han demostrado que ciertos hongos contienen compuestos capaces de interactuar con los receptores CB1 y CB2..
Estos compuestos pueden tener efectos similares a los de los fitocannabinoides, como la reducción de la inflamación, el alivio del dolor y la mejora del bienestar general.

¿Cómo interactúan los cannabinoides con el sistema endocannabinoide?
El sistema endocannabinoide es fundamental para la regulación de muchos procesos biológicos en el cuerpo humano. Los cannabinoides, tanto los endógenos (producidos por el cuerpo) como los exógenos (provenientes de plantas o hongos), interactúan con los receptores CB1 y CB2 en el cerebro y el sistema nervioso central, los órganos periféricos, el sistema inmune y otros tejidos.
Cuando un cannabinoide se une a uno de estos receptores, desencadena una respuesta biológica que puede tener efectos terapéuticos en diversas funciones del cuerpo. Por ejemplo, el THC activa los receptores CB1 en el cerebro, lo que provoca efectos psicoactivos, mientras que el CBD interactúa más con los receptores CB2, lo que explica sus propiedades antiinflamatorias y relajantes.
El papel de los cannabinoides en nuestras células
Las mitocondrias son orgánulos fundamentales en nuestras células, responsables de producir energía en forma de ATP (trifosfato de adenosina), regulando funciones como la homeostasis del calcio, la apoptosis y el metabolismo.
Las mitocondrias tienen su propio ADN, heredado exclusivamente de la madre, y cualquier disfunción puede desencadenar enfermedades que afectan órganos con alta demanda energética, como el corazón, el cerebro y los músculos.
Investigaciones recientes han descubierto que la membrana mitocondrial externa contiene receptores CB1, lo que confirma que los cannabinoides pueden influir directamente en la función mitocondrial y en la producción de energía celular. Además, los cannabinoides actúan como moléculas de señalización, afectando el metabolismo energético y la comunicación entre el núcleo celular y las mitocondrias.
Por ejemplo, los cannabinoides pueden reducir la producción de ATP, lo que podría ser beneficioso para inhibir la proliferación de células tumorales, aunque también podría suprimir funciones inmunológicas en otros contextos.
Protección mitocondrial y CBD
El CBD, en particular, ha demostrado ser un potente protector mitocondrial, actuando como antioxidante y neutralizando el daño causado por radicales libres. Esto explica por qué el CBD es efectivo en el tratamiento de convulsiones, ya que regula las señales de calcio disfuncionales originadas en las mitocondrias.
En células nerviosas, el CBD puede equilibrar la actividad, reduciendo la excitación excesiva causada por estrés o toxinas, y protegiendo las neuronas mediante la estabilización de la función mitocondrial.
El estudio Neuroprotective Effects of Cannabinoids in Neurodegenerative Diseases ha confirmado que el CBD, junto con otros cannabinoides, puede desempeñar un papel protector en las células nerviosas, específicamente protegiendo las neuronas estriatales contra la toxicidad inducida por inhibidores mitocondriales como el ácido 3-nitropropiónico (3NP), que genera estrés oxidativo. Estos estudios sugieren que los cannabinoides no solo tienen propiedades antiinflamatorias, sino también neuroprotectoras y neuroregenerativas, lo que amplía su potencial terapéutico en enfermedades neurodegenerativas
Cannabinoides y glaucoma
Los cannabinoides han despertado interés en el tratamiento del glaucoma, una enfermedad que afecta a más de 60 millones de personas y puede causar ceguera permanente.
El Δ9-tetrahidrocannabinol (THC), principal componente del cannabis, reduce la presión ocular al activar receptores como el CB1 y el GPR18. Este efecto varía según el sexo y la hora del día, mientras que el cannabidiol (CBD) eleva la presión ocular y bloquea los efectos del THC, complicando su uso en pacientes con glaucoma.
A pesar de los desafíos, los cannabinoides endógenos ofrecen una vía prometedora para el desarrollo de nuevos tratamientos. Evitar su descomposición podría regular eficazmente la presión ocular.
ha confirmado que el CBD, junto con otros cannabinoides, puede desempeñar un papel protector en las células nerviosas, específicamente protegiendo las neuronas estriatales contra la toxicidad inducida por inhibidores mitocondriales como el ácido 3-nitropropiónico (3NP), que genera estrés oxidativo. Estos estudios sugieren que los cannabinoides no solo tienen propiedades antiinflamatorias, sino también neuroprotectoras y neuroregenerativas, lo que amplía su potencial terapéutico en enfermedades neurodegenerativas Cannabis Use and the Risk of Primary Open-Angle Glaucoma: A Mendelian Randomization Studypublicado en la revista Nature, investiga cómo los cannabinoides pueden ser efectivos no solo en la regulación de la presión intraocular (PIO), sino también en la protección de las células ganglionares de la retina (RGCs), que son cruciales para la visión.
Los investigadores descubrieron que los cannabinoides como el THC y el CBD pueden tener propiedades neuroprotectoras que ayudan a reducir el daño neuronal en pacientes con glaucoma. Este descubrimiento va más allá de los efectos tradicionales de los cannabinoides en la reducción de la PIO. El estudio demostró que estos compuestos no solo influyen en la presión ocular, sino que también pueden proteger las células nerviosas de la retina contra el estrés oxidativo y la inflamación neuronal, que son factores clave en el daño que causa la pérdida de visión en el glaucoma.